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domingo, 26 de junio de 2011

José Antonio Monago (PP): "Que les den a los terratenientes que pasan de Extremadura"

Ana María Ortiz
José Antonio Monago, de 45 años, el jueves, con el uniforme de bombero 20 años después de que tuviera que renunciar al puesto, incompatible con el de concejal, para dedicarse a la política. Pasó de tener una nómina de 75.000 pesetas a ganar 10.000. Será el primer bombero presidente.

No lo dice un dirigente de IU sino el líder extremeño del PP, próximo presidente de la autonomía. Monago no se expresa así porque esté «secuestrado» por los votos de IU que necesita, sino porque es sencillamente inclasificable. Es un bombero al rescate de su región.

Dos o tres días después de las elecciones autonómicas, el vencedor en Extremadura, José Antonio Monago, candidato del PP, se encontró a su hijo José María, un chaval muy despierto pese a sus 9 añitos, muy serio.

— ¿Quién ha ganado, papá?

— Yo.

— Entonces, tú eres el presidente.

— No lo sé, JoséMaría, no lo sé.

— Pues no me entero.

— Yo he conseguido 32 escaños...

— ¿Y Guillermo [por Fdez. Vara]?

— Guillermo, 30.

— Pues tú eres el presidente.

— No, porque hay otro partido, IU, que tiene tres.

— ¿Y cómo se llama el de IU?

— Pedro [Escobar].

— Pues tienes que hablar con Pedro, papá. Y le dices a Guillermo de mi parte que tú has ganado.

La anécdota, servida por la mirada inocente de un niño, ilustra cómo se ha gestado un cambio histórico en Extremadura. Tras 28 años de gobierno hegemónico, el PSOE será apartado de la presidencia de la Junta gracias a la abstención contra natura de IU en una ceremonia de investidura que se celebrará el 7 de julio. Es el propio Monago quien reproduce la conversación con su hijo —tiene otro, Rodrigo, de 4— en el restaurante del hotel Zurbarán, en Badajoz, la ciudad donde vive. Gazpacho y rabo de toro, que la capital celebra su feria de San Juan y abunda la carne de lidia.
Monago, con sus padres: Manuel, guardia civil, y Rosalía.

Tras dos días siguiendo sus huellas por Badajoz, antes del encuentro ya está confeccionado un sorprendente retrato que se refrenda en el cara a cara. Monago sería un político muy atípico militase en el partido que militase, pero si se sabe que defiende las siglas del PP la combinación resulta cuanto menos chocante. Hijo de un guardia civil, Manuel, y de un ama de casa y madre muy brava, Rosalía, de adolescente, para pagarse los estudios, se pateó los cotos de caza cargando con los morrales y las perdices de los tiradores portugueses, de ahí que se atreva con el idioma vecino en algún mitin; alquiló habitaciones de su casa a los universitarios para llegar a fin de mes; en 1991 renunció a su sueldo de bombero para ser concejal en Badajoz y se quedó a dos velas porque el cargo, en la oposición, apenas era retribuido; hace tres años, siendo teniente alcalde, persiguió con su coche a los delincuentes que le robaron su moto hasta el barrio más marginal de Badajoz; presume de tener un hermano fontanero, otro bombero, una hermana administrativa...

El alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, su padrino político, lo resumía así el martes, acodado en la barra de la caseta de la cadena Cope, en el recinto ferial: «Por primera vez hay un trabajador al frente del partido de los señoritos y un señorito [Vara] al frente del partido de los trabajadores [el PSOE]». Hay quien ha bautizado a Monago como «el verso suelto del PP».

— Lo que falta en política es gente normal y con sentido común, —responde él, que acude a la entrevista en zapatillas, y viste vaqueros y un polo azul marino.

— Se ha dicho que lleva a cabo una política de centro izquierda...

— Ayer [por el miércoles], en la toma de posesión de Cospedal se me acercó una persona y me dijo: «Tengo amigos en Madrid con tierras en Extremadura que están temblando por tu subida de impuestos ». [Está dispuesto a cambiar la fiscalidad para gravar a los terratenientes, ¿un guiño a IU?]. Que les den. Aunque hay algunos que sí han puesto sus tierras en explotación, por lo general, esa gente que vive en la calle Serrano en Madrid y tiene fincas aquí ha hecho muy poco por Extremadura. Y te dicen: «Este tío es de izquierdas». A ver en qué manual del PP dice que el que tiene dinero tiene que ser de tal o cual partido.

— Con posturas como ésta se ha ganado a extremeños que nunca se hubiera imaginado votando al PP...

— Cuando el PSOE propuso subir los impuestos a las rentas superiores a 60.000 euros, yo voté a favor. Y me decían que iba a conseguir que las rentas altas no me votaran. Pues que no me voten. En Extremadura sólo hay 5.500 personas con rentas de más de 60.000 euros.

Acabada la comida, tras mostrar las fotografías que tomó con su Canon en la acampada de Sol —estuvo recorriéndola dos días, como un turista más; el fotoperiodismo es otra de las aficiones de su polifacética personalidad—, conduce él mismo su Volkswagen Passat hacia la sesión fotográfica en el parque de bomberos. El contador del vehículo, que debe de tener cerca de una década, marca 224.895 kilómetros. Tiene un patrimonio declarado de 60.000 euros. No lleva seguridad.

- Uno más de la cuadrilla.

Los compañeros del cuerpo, donde trabajó entre 1987 y 1991, lo reciben como si fuera uno más de la cuadrilla. «¡Jose, qué calvito se te ve en la tele, tío!», le suelta Chechu mientras le soba la coronilla y le pellizca los mofletes. Luego le recuerda el día en el que Monago cayó desde un segundo piso y aquel otro en el que el fuego descontrolado de unos rastrojos casi acorrala a su camión. No es la única vez que ha estado cerca de la muerte.

— Ahora sí que pareces uno de los nuestros, —dicen al verlo uniformado de bombero.

— Es que soy uno de los vuestros. Se bromea con el color del casco con el que debe posar. «Rojo, rojo, tiene que ser rojo por la mano izquierda», apunta entre risas uno de los más jóvenes. «Hay que tener mano izquierda», lo secunda él. Alguien sugiere el titular: «Un bombero al rescate de la economía».

— ¿Qué piensa hacer con el gran drama, el desempleo? [125.000 parados en Extremadura según la EPA, 25% de la población]

— Primero vamos a escribir con mayúsculas la austeridad reduciendo las consejerías de 11 a siete y los altos cargos a la mitad. Y luego vamos a fomentar el espíritu emprendedor premiando a los que se esfuerzan. Buscaremos los mejores expedientes de la Universidad de Extremadura y de FP de este año y veremos cómo incorporarlos a nuestro proyecto. Sean o no del PP, que sean los mejores.

El cargo de presidente que acaricia ya con las manos es justo una medalla a su propia tenacidad. Durante la campaña fue bautizado como «el candidato de las zapatillas», por las deportivas negras con las que se pateó 380 pueblos, hasta sumar 30.000 kilómetros. Y ha cosechado diez votos por kilómetro: 307.558, es decir, 50.000 más que su predecesor, Carlos Floriano.

— Cuando me nombraron presidente del partido en Extremadura, en 2008, dije que lo conseguiría y nadie me creyó. Sé que todos pensábais: «Pobrecito, qué iluso». En Madrid tampoco me creían capaz. Allí se planea, pero no se patea.

Prometió que subastaría las famosas zapatillas para donar lo recaudado a las Hijas de la Caridad, y está a la espera de organizar algún evento con empresarios para cumplir lo dicho. Es uno de los costaleros más devotos de la cofradía del Santísimo Cristo de la Paz, enclavada en el barrio obrero de San Roque, con la que desfila el Viernes Santo en la procesión del silencio. «Este año no he salido porque no he podido ensayar y no me gusta tener privilegios», asegura.

José Antonio Monago Terraza nació en el cuartel de Quintana de la Serena (Badajoz), donde su padre, guardia civil, estaba destinado, un 10 de enero de 1966. Sólo tiene, pues, 45 años. Cuando cumplió dos, al cabeza de familia lo trasladarona la comandancia de Badajoz y aquí ha hecho su vida. Comenzó Empresariales por contentar a su madre. «Era lo más antipedagógico del mundo», dice, por lo que dio un viraje y aprobó Magisterio por la rama de Ciencias Humanas, luego Criminología, más tarde Derecho, disciplina a la que le quiere poner el broche de la tesis doctoral. «La haré en estos dos o tres años, dormiré menos pero la haré, ya lo verás». Nadie lo duda.

«Este hermano mío es admirable», dice Manuel Monago, bombero, 14 años mayor que el político, quien hizo entrar en el cuerpo al pequeño retándolo con un simple «a que no eres capaz». En 1987, recuerda Manuel, los hermanos vivieron juntos el infierno del incendio de los Almacenes Arias, en Madrid. Diez compañeros quedaron atrapados y ellos se presentaron voluntarios para trasladarse a la capital e intentar el rescate. Un antiguo recorte del diario Ya, que José Antonio guarda como oro en paño —fechado el 8 de septiembre de 1987, día de Extremadura— muestra a un jovencísimo Monago saliendo del edificio y ocultando algo bajo una manta. «Era el casco de un compañero con la cabeza incrustada», revela ahora el político.

Su hoja de servicio está plagada de similares pequeños actos heroicos. En 1997, tras la trágica riada de Badajoz, siendo el teniente alcalde, se empeñó en buscar él mismo el cadáver de una niña de 6 años que no aparecía. Se puso el traje de buzo y se subió a una zodiac con otros tres voluntarios. Y así dio con Ana María Carretero.

Además de bucear, vuela en ala delta y ultraligero, practica Enduro —motociclismo en campo abierto—, ha formado parte de la selección extremeña de balonmano, recorre Badajoz en su bicicleta de montaña refugiado en el anonimato que le dan el casco y las gafas —«me gustan los deportes de riesgo, creo que porque el cuerpo me pide dopamina»—, se ha hecho alférez reservista voluntario de la marina, fundó una ONG...
El joven Monago participó en el rescate de los Almacenes Arias.

— Dicen que es el niño mimado de Rajoy y, aunque parece muy apegado a la tierra, ¿se iría a Madrid si él lo llama?

— Me podía haber ido a Madrid hace tiempo. Cuando tenía 21 años, Javier Arenas se fue a Madrid de vicesecretario general. Me llamó para que fuera con él y no quise.

[Se formó en las Juventudes del Partido Demócrata Popular, de Óscar Alzaga, donde conoció a Arenas. Entró en el Ayuntamiento de Badajoz como concejal en 1991 y ha sido teniente alcalde 13 años, hasta que en 2008 fue nombrado presidente del PP en la región]

— ¿Y cuáles son sus planes?

— De momento estaré ocho años en Extremadura. Soy tenaz y no vengo a pasar el trámite y ganar las siguientes. Como se dice: «Quien apunta al aprobao se queda en el calabazao». Yo apunto a matrícula.

El Mundo, 26 de junio de 2011, suplemento Crónica, págs. 6-7

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