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sábado, 9 de julio de 2011

María San Gil: "Han descubierto que matar tenía premio"

Carmen Remírez de Gamuza

Aznar da por «cicatrizada» la ruptura entre Rajoy y la ex presidenta del PP vasco.

Nada de lo que ayer se dijo en el acto de presentación del libro de Planeta María San Gil. En la mitad de mi vida, sorprendió tanto como la cola de gente -varios cientos de personas, sin exagerar- que se formó a su término para recabar una firma dedicada de la autora.

Y es que la mujer de blanco y flor de luto, que ayer protagonizó un acto más social y político que literario en Madrid, no reapareció ayer, ni pareció pretenderlo, como una escritora de best-sellers, sino como una olvidada heroína a la que todos querían homenajear.

Había no poco de reivindicación en esta manifestación de orgullo del viejo PP, en el que faltó todo el nuevo, hecha excepción de Jaime Mayor, encargado de la presentación, junto a Ana Iríbar, viuda del asesinado concejal de San Sebastián Gregorio Ordóñez, y José María Aznar. Las figuras de Ángel Acebes y Eduardo Zaplana en primera fila -también acompañados por Esperanza Aguirre, Ana Botella, Carlos Iturgaiz y numerosos consejeros y altos cargos de la Comunidad de Madrid- contrastaban con las ausencias de los actuales dirigentes de Génova.

El propio Jaime Mayor se refirió con dos palabras, «desilusión y tristeza», a la fractura entre San Gil y Rajoy que precedió al congreso de Valencia y que ayer planeaba en el ambiente como una bandera. Y Aznar también lo hizo, con un discurso contemporizador que redujo aquella sonora ruptura a un «desencuentro». Pese a alinearse claramente del lado de San Gil y su «coherencia» frente a «algunos espíritus menores» de Génova, el presidente de honor del partido sentenció: «Hoy no hay heridas abiertas, sino tal vez las cicatrices que, al fin y al cabo, son el testimonio de que aquéllas existieron, pero también confirman que se han curado».

Claro que San Gil no recogió el guante ni dijo una palabra sobre el asunto. La protagonista de la tarde hizo su propio homenaje a su familia, allí presente, por haberla acompañado y comprendido en estos años; y, sobre todo, dejó escritas algunas sentencias sobre la irrupción de Bildu en el Gobierno de su San Sebastián y su Guipúzcoa natales: «Han descubierto que matar tenía premio» fue la más hiriente.

«ETA, con el nombre de Bildu, ha vuelto a las instituciones. La negociación que Jaime denunció desde 2004 era verdad, y ahora tienen una fuerza y una legitimidad que se les estaba acabando con Aznar. Creo que nos han ganado porque nos hemos dejado, les hemos dejado llegar a las instituciones y que tengan un éxito extraordinario...», concluyó.

San Gil incidió en la necesidad de que ETA no gane también el discurso de la memoria: «A mí no me van a cambiar la historia. Hay víctimas y hay verdugos. La democracia se merece que pongamos un punto y final veraz y justo».

Fue una idea central en la intervención de Aznar. Dijo que «el terror quiere reinventarse para pervivir» y que no cabe «hablar cínicamente de reconciliación para construir la gran mentira de dos bandos enfrentados en la que asesinos y víctimas se miden por el mismo rasero». «Si eso llega a producirse», afirmó, «no será la paz, será la vergüenza».

Jaime Mayor dibujó un panorama según el cual la «negociación no acabó el 22-M, sino que sigue más viva que nunca», de manera que Sortu será legalizada y Arnaldo Otegi será su candidato en las próximas elecciones autonómicas, que se librarán entre «ETA y el PNV», dictaminando ya el fin del «constitucionalismo».

Por su parte, Ana Iribar hizo una petición al PP: «No caigáis en la tentación de negociar con ETA-Bildu, y actuad con inmediatez siempre que sea necesario».

El Mundo, 8 de julio de 2011, pág. 10

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